El marco para la proximidad del cuidado

La Guía de diseño para la proximidad del cuidado es un marco, desarrollado gracias a una investigación intensiva, que permite considerar de forma holística los sistemas urbanos, así como sus relaciones con el desarrollo de la primera infancia y su influencia en este.

Haga clic en el marco que aparece a continuación para conocer las Dimensiones.

Apoyo

Esta dimensión analiza los factores que contribuyen a crear un entorno favorable para la primera infancia, y estudia cómo mejorar los conocimientos y el apoyo de las autoridades de las ciudades, de los profesionales que se ocupan del urbanismo y el desarrollo de la primera infancia y de los miembros de la comunidad. Otra parte importante de esta dimensión aboga por dar voz a las niñas y los niños, las personas que los cuidan y las familias en el urbanismo y la toma de decisiones de la comunidad.

Los objetivos subyacentes de esta dimensión son los siguientes:

  • El apoyo de la economía y la comunidad a las familias
  • La priorización del desarrollo de la primera infancia por parte de las autoridades de la ciudad
  • Un urbanismo y una legislación que respondan a las necesidades de las familias
  • Una comunicación y gestión de datos que tengan en cuenta la edad y el género
Equipo formado por ciudadanos, educadores infantiles, el alcalde, personas que trabajan en el municipio y diseñadores para abogar por la creación de ciudades favorables para la infancia (©Ciudad Emergente)

Salud

Un entorno saludable y enriquecedor
Esta dimensión analiza los factores que contribuyen a tener una buena salud psicofísica durante la primera infancia y examina cómo mejorar la salud y el desarrollo de las niñas y niños pequeños, las personas que los cuidan y las embarazadas.

Los objetivos subyacentes de esta dimensión son los siguientes:

  • Acceso a servicios hídricos, de saneamiento y de higiene (WASH) y servicios e instalaciones de residuos adecuados, que tengan en cuenta las diferentes necesidades, edades y géneros, así como las condiciones y los comportamientos económicos y socioculturales.
  • Acceso a instalaciones, prácticas y servicios de salud adecuados, que tengan en cuenta las diferentes necesidades, edades y géneros, así como las condiciones y los comportamientos económicos y socioculturales.
  • Acceso a una nutrición adecuada y saludable, que tenga en cuenta las diferentes necesidades, edades y géneros, así como las condiciones y los comportamientos económicos y socioculturales.
  • Acceso a un entorno verde y saludable.
Distribución de kits de lactancia materna, en el marco del proyecto de Estudio mais um en defensa de los espacios públicos seguros e inclusivos para la lactancia materna cerca del hogar (©E+1)

Protección

Esta dimensión tiene en cuenta los factores que contribuyen a crear un entorno seguro y protegido para las niñas y niños pequeños y quienes los cuidan, para determinar cómo gestionar los riesgos, mitigar los peligros y aumentar la seguridad y la inclusividad. Asimismo, detalla cómo mejorar la sensación de seguridad y protección que tienen las personas cuidadoras y los comportamientos que influyen en sus prácticas.

Los objetivos subyacentes de esta dimensión son los siguientes:

  • Seguridad y protección de las viviendas y los espacios y edificios públicos
  • Red segura e inclusiva de infraestructuras y espacios favorables para la infancia
  • Mayor resiliencia a la hora de afrontar factores de riesgo climático
  • Mejora de las medidas políticas y los mecanismos de seguridad y protección
Transformación de calles de tráfico intenso en espacios seguros y estimulantes para las niñas y niños pequeños y quienes los cuidan en Valdivia, Chile (©Ciudad Emergente)

Estimulación

Esta dimensión analiza los factores que ayudan a vivir la infancia en un entorno lúdico, cariñoso y sensible, y estudia cómo mejorar la calidad de las interacciones de las niñas y los niños entre ellos, con las personas que los cuidan y con otros miembros de la comunidad, así como las posibilidades que tienen de explorar el espacio físico de su hogar, barrio y ciudad.

Los objetivos subyacentes de esta dimensión son los siguientes:

  • Un entorno doméstico lúdico, cariñoso y sensible
  • Una red de elementos y espacios lúdicos diversos que sean adecuados para todas las edades, divertidos y accesibles
  • Un entorno de cuidado infantil accesible, lúdico y receptivo
  • Calles y medios de transporte favorables para las niñas y niños pequeños y quienes los cuidan
Prueba de paneles para estimular la interacción de las niñas y niños sordos con los espacios públicos en Montevideo, un proyecto de Espacio Lúdico (©Montevideo_LAB)

Escalas de proximidad

En todas sus dimensiones y con relación a los objetivos que alcanzar en cada una de ellas, el marco para la proximidad del cuidado se centra en las necesidades de las niñas y los niños pequeños, las personas que los cuidan y las embarazadas en tres escalas de la proximidad urbana y la interacción humana: el entorno doméstico, el barrio y la ciudad en su conjunto.

El desarrollo infantil depende de las experiencias que tienen lugar en cada una de ellas, así que para lograr el mayor impacto positivo posible hay que adoptar un enfoque que abarque las tres escalas a la vez.

El entorno doméstico es el lugar donde viven y pasan la mayor parte del tiempo los niños y las niñas durante sus primeros años de vida. Es un espacio personal, íntimo e inmediato, donde deberían sentirse seguros y tener la posibilidad de moverse con libertad, y donde es más probable que puedan recibir el apoyo de las personas que los cuidan e interactuar con ellas.

 

El espacio físico del hogar se refiere a la casa, apartamento, refugio o complejo residencial, cualquier terreno asociado como un jardín o patio, y la calle que hay justo delante.

 

Las relaciones e interacciones en el ámbito doméstico (en las que intervienen el padre, la madre, hermanos, hermanas y otros familiares) son íntimas y lo ideal es que sean recíprocas, cariñosas, sensibles y de apoyo para la niña o el niño. El hogar es el lugar en que los miembros de la familia pasan tiempo juntos, realizan las tareas domésticas, aprenden, estudian, descansan, se relajan, socializan unos con otros, cocinan, comen y, a veces, trabajan. El espacio doméstico permite dedicar una atención receptiva y fomentar oportunidades tempranas para aprender, jugar, hablar, leer y cantar. Esta escala es crucial durante los primeros años de vida y, al establecer interacciones y relaciones sólidas, estables, cariñosas y sensibles, las personas cuidadoras ayudan a los niños y las niñas a desarrollarse, explorar y aprender, al tiempo que refuerzan su resiliencia como familia.

El barrio es el lugar en que los niños y las niñas desarrollan numerosas capacidades espaciales, motrices, sociales, relacionales y comunicativas mientras interactúan con la comunidad en compañía de quien los cuida. Se trata de un espacio local, comunitario y público al que se puede acceder desde casa.
 
El espacio físico del barrio abarca zonas para jugar, guarderías, escuelas, centros comunitarios, tiendas, mercados, instalaciones de atención médica y lugares de culto. También abarca las calles, los medios de transporte local y las conexiones entre estos espacios.
 
Las relaciones e interacciones que tienen lugar en el barrio son sociales, educativas y comerciales. Las niñas y los niños pequeños y quienes los cuidan se relacionan con sus iguales, así como con vecinos, amigos, comerciantes, proveedores de servicios, líderes comunitarios y otras personas adultas. Estas interacciones y relaciones exponen a los menores a nuevas conexiones sociales que influyen en su comprensión del mundo y los ayudan a desarrollar capacidades para relacionarse con otras personas. Las relaciones de los cuidadores con estas personas influyen mucho en su bienestar, lo cual a su vez repercute en el niño o niña.

La ciudad es un espacio distribuido, institucional y administrativo, alejado del entorno doméstico y, por lo general, no accesible a pie. Esta escala incluye las políticas normativas y gubernamentales que afectan al desarrollo de la primera infancia. Las actitudes y decisiones de las organizaciones y autoridades de la ciudad tendrán efectos considerables en las oportunidades para fomentar el desarrollo de la primera infancia.

 

El espacio físico de la ciudad abarca las infraestructuras y los servicios públicos prestados a escala local, los lugares de trabajo y las instalaciones o centros de salud, de ocio y económicos situados fuera del barrio. Las instalaciones y los centros políticos y administrativos que albergan el gobierno de la ciudad desempeñan un papel crucial a la hora de definir la política y el marco de financiación que influyen en el modo en que el niño o niña vive la ciudad.

 

Las relaciones e interacciones que tienen lugar en este ámbito son principalmente funcionales e implican al personal de los servicios públicos y de la administración de la ciudad. Los niños y las niñas, quienes los cuidan, las familias y las embarazadas a veces interactúan con figuras políticas y responsables de tomar decisiones. Su implicación en los procesos de toma de decisiones aumentaría la visibilidad de sus necesidades en el ámbito de la ciudad, con lo que el desarrollo de la primera infancia se convertiría en una prioridad para los funcionarios y autoridades de la ciudad en lo que se refiere a las políticas, la financiación y el urbanismo.

Los principios básicos de la proximidad del cuidado

Hay diez principios que le orientarán a la hora de poner en práctica la Guía de diseño para la proximidad del cuidado y le servirán de ayuda para tener en cuenta en su trabajo las necesidades de la primera infancia, las personas cuidadoras y las embarazadas.

Se pueden utilizar en todas las fases de un proyecto como referencia para comprobar que el desarrollo infantil sigue ocupando un lugar central en nuestro enfoque. Si es la primera vez que adopta un enfoque favorable para la infancia en su labor de diseño y urbanismo, comprender y seguir estos principios es un buen punto de partida.

Comuníquese con la comunidad que se verá beneficiada e influida por su proyecto, en especial con las niñas y los niños, las personas cuidadoras y las embarazadas. Escuche con atención y analice qué ha funcionado y qué no en el pasado, así como qué métodos de comunicación, creación conjunta y diseño han tenido más éxito o podrían tenerlo. Utilice una combinación de varios métodos para comunicarse con estos grupos de la comunidad, incluidos los menores de 5 años y las personas que los cuidan, teniendo en cuenta sus características. Los menores de 5 años se comunican con formas de expresión y competencias lingüísticas diferentes a las de la población adulta, pero con las herramientas de interacción correctas podrán aportar mucho a su proyecto.

Formas de involucrar a la infancia en todas las fases del proyecto en Cuenca, Ecuador (©Huasipichanga)

Adopte una mentalidad abierta a la hora de considerar a quién involucrar en su proyecto y piense en quién puede ayudar a que sea lo más eficaz posible. Por ejemplo, las partes interesadas podrían ser profesionales técnicos pertinentes de las autoridades de la ciudad o del mundo académico, promotores, proveedores de servicios o propietarios de comercios locales. Colabore con distintos sectores, grupos de edad e identidades de género. Trate de forjar un sentimiento de pertenencia y colaboración desde el primer momento, no solo para garantizar que su proyecto tenga el máximo impacto, sino también para abrir oportunidades futuras de adoptar enfoques favorables para la infancia y las familias en iniciativas más amplias.

Comprensión del punto de vista de una vecina en Montevideo, Uruguay (©Espacio Lúdico)

Es posible que los enfoques que funcionan en un contexto no procedan en otros. Colabore con organizaciones locales o grupos comunitarios que tengan experiencia previa y ya conozcan a la comunidad a la que está tratando de involucrar y apoyar. Considere el uso de técnicas de construcción y materiales locales, y recurra a especialistas del lugar. De este modo, potenciará el desarrollo económico local y fomentará un sentimiento de pertenencia con respecto al proyecto y sus resultados. Tenga en consideración las dinámicas locales de poder, gobernanza y política, y trabaje para mitigar conflictos, crear lazos donde sea necesario y garantizar la inclusión de toda la comunidad.

Colaboración con un taller y una universidad locales para producir prototipos de mobiliario para la lactancia materna (©E+1)

Trate de fomentar la salud, el apoyo, la estimulación y la protección en los elementos físicos, relacionales o políticos del contexto de su proyecto, teniendo en cuenta los niveles de proximidad e interacción en el hogar, el barrio y la ciudad. Por ejemplo, aunque un proyecto se centre en mejorar la protección y la estimulación de la primera infancia en una plaza pública concreta de un barrio, también sería posible plantearse cómo trasladar estas mejoras a códigos de diseño público más amplios que afecten a toda la ciudad y cómo fomentar los mismos comportamientos en el ámbito doméstico.

Charlas sobre lactancia materna con embarazadas en una clínica local y distribución de kits para practicarla de forma segura, en Río de Janeiro, Brasil (©E+1)

Trate de descubrir en qué lugares las intervenciones o mejoras responderían a la vez a las necesidades de distintos miembros de la comunidad, como diferentes franjas de edad, identidades de género y capacidades. Piense de forma creativa y hable con la comunidad para saber cómo cumplir varios propósitos a la vez con su proyecto. Por ejemplo, una guardería podría convertirse por las tardes en un centro de enseñanza para adultos, un espacio para jugar al aire libre podría utilizarse también para espectáculos o reuniones, y una parada del transporte público podría albergar pequeñas actividades comerciales para satisfacer las necesidades de las personas cuidadoras. Con este enfoque, se pueden utilizar los recursos existentes de forma sostenible y, al mismo tiempo, generar oportunidades para establecer nuevas conexiones entre grupos diferentes.

Un espacio inutilizado en un cruce se transforma en un centro comunitario para bebés, madres y la comunidad en su conjunto (©E+1)

El juego es fundamental para el desarrollo infantil y el bienestar de la comunidad. Para que los niños y las niñas puedan jugar en otros lugares aparte de los parques y los centros escolares, diseñe los espacios de forma que permitan la exploración no estructurada y la interacción social, lo cual generará oportunidades de aprendizaje informal en el ámbito público. Los momentos y los lugares dedicados al juego no deberían tratarse como ubicaciones aisladas, sino como puntos de conexión dentro de una red de espacios seguros y estimulantes que pueda disfrutar toda la población. Además, si se puede acceder a pie o en bicicleta de forma segura y sostenible a estos lugares que permiten jugar, se reducirá el tiempo que se pasa en el automóvil o en los medios de transporte urbano. De este modo, se crea un círculo virtuoso, pues se potencia la protección y la sensación de seguridad de la comunidad a la hora de utilizar los espacios compartidos. Y no solo mejorará la estimulación, la conexión y el confort de la población infantil y las personas cuidadoras, sino que también se potenciará la actividad económica y el bienestar de la comunidad en su conjunto.

Exploración de las oportunidades de practicar actividades al aire libre y los retos que suponen, con un grupo de una guardería de Vig, Dinamarca (©arki_lab)

Cuando se permite a los niños y las niñas estar en contacto con la naturaleza, se logra la doble ventaja de mejorar su salud psicofísica y generar una sensación de conexión y de pertenencia a la naturaleza, lo cual constituye la base de la conciencia ambiental. Es más probable que las personas protejan algo si lo valoran y les importa, y es más probable que les importe algo si han tenido experiencias positivas al respecto. Integre las consideraciones, las medidas y la resiliencia climáticas en todas las fases de su proceso de diseño, para garantizar que la naturaleza forme parte de la vida cotidiana de la población infantil y, más en general, de las comunidades urbanas.

Diseño que fomenta la estimulación en espacios al aire libre cerca de una escuela de Cuenca, Ecuador (©Huasipichanga)

Considere su proyecto como una serie de medidas que influyen positivamente en los comportamientos con vistas a lograr un desarrollo favorable para la infancia dentro de las ciudades. Averigüe en qué comportamientos concretos podría ejercer una influencia positiva su proyecto para favorecer a la población infantil y las personas cuidadoras en el ámbito doméstico, en el barrio y en la ciudad en su conjunto. Tenga en cuenta que, para activar y mantener a largo plazo nuevos comportamientos positivos, por lo general se necesita una combinación de intervenciones «duras» y «suaves» que permitan superar los obstáculos físicos, psicológicos y sociales. Una forma de lograrlo puede ser cultivar una base de conocimientos entre los miembros de la comunidad y otras partes interesadas que apoyen los beneficios de los principios en favor de la infancia y las familias. Gracias a esta concienciación, se podrá estimular la acción comunitaria colectiva, empoderar a líderes locales, lograr compromisos de facilitar recursos y desbloquear cuellos de botella políticos que dificulten la acción.

Implicación proactiva de niños sordos y las personas que los cuidan en el diseño de intervenciones espaciales en Montevideo, Uruguay (©Espacio Lúdico)

Mida y evalúe con rigor el impacto de su proyecto en el desarrollo de la primera infancia y, más en general, los beneficios que obtiene la comunidad en la que trabaja. Haga también un seguimiento de las inversiones realizadas y la rentabilidad obtenida en el ámbito social, ambiental y comercial, realice previsiones al respecto y elabore informes. Comience con un proceso claro en cuanto al modo de medir, registrar y compartir los resultados y de sacar conclusiones de estos. Considere técnicas cualitativas y cuantitativas para tener una visión completa del impacto y la rentabilidad logrados, y asegúrese de seguir realizando mediciones después de la implementación para registrar las distintas fases del impacto. Estos datos serán útiles para defender el valor de un enfoque en favor de la infancia y para convencer a los responsables de tomar decisiones y realizar inversiones.

Observaciones espaciales de indicadores ambientales, sociales y económicos en Valdivia, Chile (©Ciudad Emergente)

Piense más allá de su proyecto concreto e imagine qué oportunidades similares podría generar, como las ondas que se forman al lanzar un guijarro a un estanque. Si interactúa de forma estratégica con una gama más amplia de partes interesadas, su proyecto podría convertirse en un trampolín para lograr cambios en las políticas locales y una ola de proyectos futuros, sin perder por ello eficacia como iniciativa individual. Facilite a los miembros de la comunidad y a las autoridades de la ciudad los conocimientos, las palabras y los datos necesarios para defender una forma de diseñar y urbanizar que tenga en cuenta las necesidades de la primera infancia, las personas cuidadoras y las embarazadas.

Evento público sobre la integración de las niñas y niños sordos en los espacios públicos de Montevideo, Uruguay (©Espacio Lúdico)